Seguro que habéis oído la expresión “viejo verde” e incluso
la habéis usado para referirnos a un
hombre que se “fija” demasiado en las jovencitas. Bien, pues en París apareció
el primer viejo verde de la historia. El rey Enrique IV es recordado como uno
de los reyes más queridos por el pueblo francés. Llamado el Grande y el Buen
Rey, dejó no solamente un gran legado arquitectónico y cultural, sino un
apelativo que ha llegado hasta nuestros días. Finalizaban los años 1500 cuando
el rey se paseaba por las calles de París desde el palacio del Louvre –hasta la
plaza Dauphine, vestido de pies a cabeza con lujosos trajes de color verde, el
cual era su favorito. Es así como la gente empezó a llamarlo el “Vert Galant” o
galán verde, para entendernos nosotros.
Aquel colorido galán llevó a Francia la
paz después de más de 40 años de numerosas guerras religiosas entre católicos y
protestantes. Con el mismo ímpetu con el que libró batallas y construyó
diversas obras civiles, también se dedicó a repartir amor a las súbditas de su
reino. No discriminaba raza o condición social. Aunque sí guardaba cierta
preferencia por mujeres mucho más jóvenes que él. Poco a poco el apelativo
“Vert Galant” empezó a usarse para hacer referirse a caballeros de cierta edad
con comportamientos y gustos similares a los del rey Enrique IV. Actualmente
podemos ir al encuentro del primer “viejo verde” en Pont-Neuf, es el más
antiguo de la ciudad. El primero en ser construido en piedra y el más largo de
París. Un puente donde se encuentra la estatua ecuestre del rey Enrique IV,
encargado de finalizar esta construcción, y a cuyas espaldas se encuentra la
plaza “Vert Galant” con un pequeño jardín rodeado por los brazos del río Sena.
Un conjunto arquitectónico mágico, abierto al público las 24 horas del día. Sin duda una historia interesante y un lugar más que visitar.
(Aquí un documento PDF)
El rey Enrique IV y su muerte
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